martes, 31 de diciembre de 2019

¿Qué esperas del año que comienza? Da igual cuando leas esto

  

El año en curso llega a su fin, apenas unas horas y habrá pasado a la historia, lo piensas y casi…. ni te has enterado, pero sí él ya tiene un pie fuera de nuestro “ahora” y aunque ha sido veloz y quizás no uno de esos años para rememorar, también te ha traído cosas buenas, momentos felices, días de esos en los que no había manera de borrar la sonrisa de tu rostro, piénsalo, siéntate unos minutos y haz un recorrido verás como esos  recuerdos te siguen haciendo sonreír y revivir por unos instantes ese trocito de felicidad que ya se ha quedado para siempre en tu historia.

También ha habido momentos menos buenos, incluso puede que algunos de los que te hicieron feliz más tarde te trajeron tristeza,  incluso lágrimas, porque, como bien sabes, nada dura eternamente, las decepciones existen y  las personas, a veces, nos fallan, pero lo que sí es cierto es que tú tienes el poder de conservar tus sonrisas, tu felicidad vivida en instantes, tu emoción cuando te desbordaba y la ilusión, motor de tu energía…  todas esas cosas buenas que te hicieron feliz  ya se han escrito en tu historia y cada vez que las recuerdes la sonrisa volverá a iluminar tu rostro, son momentos reales, vividos, disfrutados, sentidos,  ¿te parece poco?

Para tu mente por un momento y céntrate en uno de ellos, recuérdalo con detalle,  piensa como te sentiste, cuánto disfrutaste de esa cena, esa charla, esa llamada, esa sorpresa, esa noche en la que habrías parado el tiempo….

Abstráete de todo y vívelo de nuevo, fuiste feliz y lo eres en este momento, no pienses nada más…

No me digas que después no continuó, que sufriste decepciones, que todavía no sabes ni qué pasó pero se desvaneció como el humo, no me digas lo que te hubiera gustado, no me digas ni pienses otra cosa  distinta a ¡qué feliz me sentí!

Ese es tu poder y debes utilizarlo, no importa que no durase todo lo que te hubiera gustado, no importan ya las decepciones, no importa ya la tristeza, nada de lo malo importa ya,  y sabes ¿por qué? Porque eso está superado, has aprendido, te ha hecho crecer como persona, te ha enseñado que eres fuerte y grande porque tu actitud lo demuestra, no odias, no guardas rencor, no has dejado que cambie tu esencia, no han podido doblarte, ¡hasta has perdonado!.

Tu mente y tu corazón están serenos y orgullosos, por tanto, date un palmadita en la espalda y recuerda una y mil veces los momentos de felicidad, no te cortes en hacerlo, son el alimento del alma.

La naturaleza es sabia y borra todo lo que no debe ocupar espacio para dejar sitio sólo a los momentos que, cada vez que los recuerdes, traerán de inmediato una sonrisa a tu corazón.

Habría sido maravilloso darles continuidad pero si no ha sido así, utiliza tu llave maestra y destierra al exilio ese final no deseado para dejar que continúe el rodaje, míralo como una toma falsa, con el tiempo hasta te reirás, y sigue rodando, continua el rodaje en el punto más álgido de tu sonrisa, rueda, cambia de vestuario, cambia de plano, de escenario, de personajes secundarios, cámbialo todo si es preciso pero no pierdas tu sonrisa, porque lo que nunca debes olvidar es que tú y sólo tú eres el protagonista y como nunca te dejarás suplantar por actores secundarios, tendrás escenas de peligro, de tensión, de intriga, de suspense, de miedo, de incertidumbre, de cansancio, de flaqueza, de duda, de soledad, de riesgo, de amores no correspondidos, de decepción, pero al final, siempre las cosas se arreglan, los miedos desaparecen, los riesgos han merecido la pena, la incertidumbre te ayuda a encontrar la certeza,  la soledad te enseña a ser selectivo con la compañía, el cansancio te hace fuerte, la flaqueza se convierte en fortaleza, la decepción te enseña y el amor llega cuando menos te lo esperas.

Después de las tomas falsas viene la buena, no dejes de sonreír, sigue rodando porque la vida es igual que una película, el montaje final es lo que vale y las tomas falsas son solo eso, tomas para recopilar, que te enseñan a hacerlo mejor, te muestran los fallos y sirven para reírte de ellas.

Yo espero de este año que comienza muchas cosas, espero que se avance hacia la paz, que demos un paso adelante para erradicar el terrorismo, la violencia, la agresividad, el hambre y la pobreza en el mundo, las injusticias, el abuso de poder, la ausencia de empatía, el egoísmo, los miedos, la falta de valores… en definitiva espero que en este nuevo año el mundo y las personas seamos un poquito mejor, más felices, más humanos y escuchemos más a nuestro corazón.

Y sobre todo espero seguir rodando la película de mi vida, parar en cada toma falsa, desecharla, aprender, no rendirme nunca, no perder mi fuerza  y continuar el rodaje con la misma ilusión  y pasión con la que empiezo cada escena, porque cuando llegue la hora del montaje final sé que me encantará el resultado. Será un final feliz de esos que si lo vieras en el cine dirías ¡que peliculón!

Adelante amigo mío, porque esto continúa y para que este año sea todo lo bueno que le pedimos, necesita colaboración, así que sigue mirando a la cámara con firmeza, atesora sabiduría, buenos momentos, felicidad e ilusión, ríete de las tomas falsas y demuestra quién eres y todo lo que vales.

Atención, se rueda… ¡Luces, cámara, acción!

Comienza el siguiente capítulo de nuestro peliculón, ¡supérate a ti mismo!  

Yo ya escucho los aplausos y me rindo a tus pies.



Esther de Paz

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